En esta fecha especial, queremos aprovechar para hablar una vez más de este
tema que, seguramente, nos ha traído tantas alegrías como tristezas, nos ha
sacado sonrisas y lágrimas; y que aunque muchas veces queramos dejarlo atrás,
es prácticamente inherente a nuestras vidas.
En ocasiones especiales como el Día de Amor y Amistad, todo parece girar en torno a ello, y cada quien lo
toma como excusa para pasar un momento agradable con sus seres queridos o que
forman parte importante de sus vidas.
Muchos creen que tener una
pareja, o muchos amigos con quién celebrar estas fechas es un requisito clave
para cumplir con las exigencias de una sociedad comercial y llena de paradigmas como en la que nos
encontramos; cuando de la verdadera esencia de este día radica en que hace
oficial la expresión de los sentimientos de amor y amistad que damos durante
todo el año a los que nos rodean, durante 24 horas.
Pero, ¿qué pasa una vez se esfuma
el Día de Amor y Amistad? Todo
vuelve a la normalidad, y la “melosería” característica del mes de septiembre
parece apaciguarse progresivamente, en cuando nos toca la realidad y nos damos
cuenta de que no todo es color de rosa, ni dulce
como el chocolate, y que el príncipe azul y el “squad” de amigos perfectos sólo
se ve en las películas y series de televisión.
¿Quién no ha sufrido una
decepción amorosa, o ha sido traicionado por alguno de sus amigos más cercanos?
Esas son definitivamente, algunas de las
peores experiencias que podemos experimentar en nuestra vida, pues ya sean relaciones amorosas o relaciones de amistad, son personas sobre
las cuales hemos depositado nuestra confianza y, mucho más que eso, nuestras
ilusiones, anhelos y expectativas más profundas.
Una vez alguien dijo, “amar es darle el poder a otro para que te
destruya, confiando en que no lo hará”. Una definición bastante acertada,
pues cuando amamos sin condiciones y sin barreras, nos entregamos plenamente al
otro sabiendo (e ignorando) que existe la posibilidad de salir lastimados o
heridos, y olvidamos que como seres humanos estamos en constantes condiciones
de cambio, y tendemos a cometer errores, con o sin intención.
El dolor que generan estas tristes
situaciones puede servir de influencia para autocensurarnos y sesgarnos frente
a los demás, para evitar repetir las experiencias que nos hicieron sufrir. Y es allí cuando, en
múltiples casos, dejamos de creer en el amor o en la amistad, aunque muy
adentro sepamos que los necesitamos en nuestra vida, pues la llenan de una
manera incomparable.
La mejor manera superar estas
incómodas e indeseables “torturas”, es entender que simple y sencillamente, de
eso se trata la vida. Siempre van a haber cosas buenas y malas, las buenas se
disfrutan, y de las malas se aprende.
Ninguna experiencia es en vano, y
cuando de sentimientos se trata, la clave está, no en evitar caer, sino en
levantarse después de cada caída, porque vale toda la pena del mundo.
La magia de dar y sentir amor, es cosa de todos los días, pero a
pesar de ello, Ocasiones Monik les
desea un feliz Día de Amor y Amistad.
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